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¿Qué es una reliquia y qué interpretación se le debe dar?

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El pasado domingo 31 de agosto del 2014, durante la visita del Arzobispo Rubén Salazar Gómez, nuestra parroquia recibió una reliquia de nuestro patrono Santo Domingo…

La palabra reliquia viene de restos; la reliquia de los Santos son los restos del cuerpo o de una vestimenta de quien fuera un “Santo”, es decir, alguien que vivió en serio en Mensaje Evangélico y se jugó la vida de manera heroica, por el Señor.


La veneración a las reliquias comenzó a darse muy fuertemente con el culto de los mártires, durante el periodo de las persecuciones, en las catacumbas.

Las catacumbas eran cementerios donde eran enterrados los cristianos. En ese lugar se sentían más protegidos para celebrar la Eucaristía y también allí guardaban, celosamente, para la veneración de los fieles las reliquias de aquellos que habían sido martirizados.

Esta veneración de los restos se fue ampliando en la Iglesia a todos los que de, una manera u otra se les consideró “santos”.

Las reliquias pueden ser de tres grados:

1er grado: un fragmento del cuerpo. 
2do grado: un fragmento de su ropa o de algo que el santo usaba durante su vida (rosario, Biblia, cruz, etc.). También objetos asociados con el sufrimiento de un mártir. 
3er grado: cualquier objeto que ha sido tocado a una reliquia de primer grado o a la tumba de un santo. 

Al respecto el Código de Derecho Canónico de la Iglesia Católica prescribe que:

1190  1.    Está terminantemente prohibido vender reliquias sagradas.  2.    Las reliquias insignes así como aquellas otras que gozan de gran veneración

del pueblo no pueden en modo alguno enajenarse válidamente o trasladarse a perpetuidad sin licencia de la Sede Apostólica.

 

Las reliquias representan a la persona con la que está asociada. Recordemos la mujer enferma que acudió a Jesús y tocó su manto:

"Habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó por detrás entre la gente y tocó su manto. Pues decía: «Si logro tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré.»  Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su cuerpo que quedaba sana del mal." Marcos 5,27-29.

Ella no tocó el manto por el valor intrínseco del manto sino por tocar a Jesús. De la misma forma, tocamos las reliquias y las veneramos no por ellas mismas sino por el santo al que representan.

Dios puede concedernos milagros por intercesión de los santos, pero más importante es acercarnos a los santos para inspirarnos en sus vidas e imitarlos con el deseo de también nosotros vivir en santidad y llegar al cielo.

Vosotros, en cambio, os habéis acercado al monte Sión, a la ciudad de Dios vivo, la Jerusalén celestial, y a miríadas de ángeles, reunión solemne y asamblea de los primogénitos inscritos en los cielos, y a Dios, juez universal, y a los espíritus de los justos llegados ya a su consumación. -Hebreos 12, 22-23

Las reliquias en la Biblia

·    Eliseo recibe de Elías el manto con el cual hace milagros (Cf. II Reyes 2, 9-14).

·    Un muerto resucita al tocar los huesos de Eliseo: "Estaban unos sepultando un hombre cuando vieron la banda y, arrojando al hombre en el sepulcro de Eliseo, se fueron. Tocó el hombre los huesos de Eliseo, cobró vida y se puso en pie." II Reyes 13,21

·    "Dios obraba por medio de Pablo milagros no comunes, de forma que bastaba aplicar a los enfermos los pañuelos o mandilesque había usado y se alejaban de ellos las enfermedades y salían los espíritus malos". Hechos 19,11-12

En estos tres casos las reliquias de hombres santos fueron instrumentos para obrar milagros. Jesús prometió a los Apóstoles que harían milagros. Dios puede utilizar las cosas naturales de forma sobrenatural. Cf. Tb. 11, 7-15.

No sólo reliquias sino que hasta la sombra de Pedro curaba a los enfermos: "hasta tal punto que incluso sacaban los enfermos a las plazas y los colocaban en lechos y camillas, para que, al pasar Pedro, siquiera su sombra cubriese a alguno de ellos." Hechos 5,15.  Dos versículos después vemos que los fariseos llenos de envidia ante los milagros se opusieron a estas prácticas.

Las reliquias en los primeros siglos de la Iglesia

La Carta de los fieles de la Iglesia de Esmirna, año 156 A.D. es representativa de la veneración a los mártires: "Tomamos los huesos, que son más valiosos que piedras preciosas y más finos que oro refinado, y los pusimos en un lugar apropiado, donde el Señor nos permitirá reunirnos"

San Jerónimo (siglo IV) esbozó en su Carta a Ripparium las razones por las que se veneran las reliquias: “No rendimos culto y no adoramos por temor a hacerlo a las creaturas en vez de al Creador, pero veneramos las reliquias de los mártires para adorarle más a El, dueño y Señor de los mártires”. 

San Gregorio de Nyssa (siglo IV) describe en su Panegírico a San Teodoro Mártir el significado y la vivencia de tocar las reliquias: “Sólo los que han experimentado la felicidad de tocar las reliquias y han obtenido sus peticiones pueden saber cuán deseable es y qué gran recompensa”.

San Agustín de Hippo (siglo V) en su libro La Ciudad de Dios dice: “Está claro que quien tiene afecto por alguien venera lo que queda de ésa persona tras su muerte, no sólo su cuerpo sino partes de él e incluso cosas externas, como sus ropas. Entonces, en memoria de ellos [los santos] debemos de honrar sus reliquias, principalmente sus cuerpos, que eran templos del Espíritu Santo”.

Nuestra cultura tiende a ser práctica y perder de vista el valor de los símbolos. Sin embargo, aun guardamos recuerdos de seres queridos. Para el cristiano esos son los santos.

Errores que se deben evitar en relación a las reliquias: 
1- Creer que las reliquias tienen poder por sí mismas. Esto sería magia y superstición. Nuestra atención al venerarlas está en el santo.

2- Exagerar la importancia de las reliquias en la Iglesia. Las reliquias pueden ser una ayuda a la fe pero no son parte central de ella. 

3- Despreciarlas o dudar que Dios pueda utilizar sus instrumentos escogidos para hacer milagros según sus designios.  Ejemplo: ¿Acaso necesitaba Dios darle una vara a Moisés para hacer milagros? No. Dios no necesita ni de la vara ni de Moisés, pero Dios sí ha querido valerse de ambos.

4- Comerciar con reliquias, falsificarlas, explotar a los ingenuos. Sin duda se han cometido excesos de este tipo. San Agustín (+430) denunció a impostores vestidos como monjes que vendían reliquias falsas. El Papa San Gregorio (+604) prohibió la venta de reliquias y la perturbación de tumbas en las catacumbas. A pesar de ello se cometieron muchos abusos. Los protestantes, en vez de rechazar los abusos rechazaron las reliquias en general. El Concilio de Trento (1563) defendió la invocación a los santos, la veneración de las reliquias y las tumbas de los santos.

Dios continúa hoy haciendo milagros y se deleita de hacer muchos de ellos por la intercesión de sus santos. En mi experiencia personal, encontrarme ante una reliquia me ayuda a meditar sobre el santo como una persona real que vivió nuestras luchas en la tierra y está ahora en el cielo.  

Padre Jordi Rivero

 

 

 

 

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