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18-may.-2025, domingo de la 5.ª semana de Pascua

Amanece y brilla para nosotros la luz de un nuevo día que gracias a tu generosidad nos regalas, para honrarte y bendecirte y amarte. 

Amanece y brilla para nosotros la luz de un nuevo día que gracias a tu generosidad nos regalas, para honrarte y bendecirte y amarte. 

Tú hiciste que tomáramos conciencia de la profundidad de tu amor cuando entregaste tu vida por nosotros. Nos pides que nos amemos unos a otros como Tú nos has amado, porque lo haces sin medida y hasta el fin. Y, sin embargo, nuestro amor permanece frágil y voluble; siempre se nos queda corto. Danos, un poco de tu mismo amor; que sea un amor confiable y duradero como el tuyo, siempre respetuoso de los demás, siempre inventivo y nuevo; y que se arranque de sí mismo para alcanzar a los hermanos, especialmente a los pobres y a los necesitados.  Gracias por el amor que nos has mostrado. Que nuestro amor dé testimonio de todo el amor que hemos recibido de Ti. Ayúdanos a cultivar, alimentar, guardar y defender el amor como el don más preciado que nos has regalado. 

Que el descanso de este día repare nuestras fuerzas para retornar a nuestras labores; que podamos permanecer unidos y tomemos tu mandamiento del amor, para amarnos unos a otros como Tú nos amaste; que veamos esperanzadoramente una semana nueva y un cielo nuevo, porque Tú nos los concedes. 

Un muy feliz y descansado domingo.

LAS PALABRAS DE LOS PAPAS

El Evangelio de hoy nos conduce al Cenáculo para hacernos escuchar algunas palabras que Jesús dirigió a sus discípulos en el “discurso de despedida” antes de su Pasión. Después de haber lavado los pies a los Doce, Él les dijo: «Os doy un mandamiento nuevo: que os améis los unos a los otros. Que, como yo os he amado, así os améis también vosotros los unos a los otros» (Juan 13, 34). ¿Pero en qué sentido Jesús llama “nuevo” a este mandamiento? Porque sabemos que ya en el Antiguo Testamento, Dios había mandado a los miembros de su pueblo amar al prójimo como a sí mismos (cf. Levítico 19, 18). Jesús mismo, a quién le preguntaba cuál era el mandamiento más importante de la Ley, respondía que el primero es amar a Dios con todo el corazón y el segundo amar al prójimo como a sí mismo (cf. Mateo 22, 38-39). Entonces, ¿cuál es la novedad de este mandamiento que Jesús encomienda a sus discípulos? ¿Por qué lo llama “mandamiento nuevo”? El antiguo mandamiento del amor se ha convertido en nuevo porque ha sido completado con este añadido: «como yo os he amado a vosotros», «amaos los unos a los otros como yo os he amado». La novedad está completamente en el amor de Jesucristo, ese con el que Él ha dado la vida por nosotros. Se trata del amor de Dios, universal, sin condiciones y sin límites, que encuentra el ápice sobre la cruz. En ese momento de extremo abajamiento, en ese momento de abandono al Padre, el Hijo de Dios ha mostrado y donado al mundo la plenitud del amor. Repensando en la Pasión y en la agonía de Cristo, los discípulos comprendieron el significado de esas palabras suyas: «Que como yo os he amado a vosotros, así os améis también vosotros los unos a los otros» (papa Francisco, Regina Cæli 19 de mayo de 2019).

Autor:
José Hernando Gómez Ojeda, pbro.