Pasar al contenido principal

17-may.-2025, sábado de la 4.ª semana de Pascua

«El que crea en mí, hará él también las obras que yo hago»

Te damos gracias, Señor, en este día por esta semana que nos has regalado, por los sentimientos con que la hemos podido vivir, por el bien que hemos hecho nuestros hermanos y por todos los obstáculos que se nos han presentado y que los hemos podido superar gracias a tu presencia en nuestros corazones. Hoy seguimos creyendo en Ti, esperando en Ti y confiando en Ti. Te pedimos, Señor, nos regales la paciencia de Pablo para llevar tu palabra esperanzadora y llena de consuelo, esperando que muchos la reciban comenzando con los nuestros. La fe humilde y fiel en Ti, la elección de seguirte y obedecerte cada día nos hace beneficiarios de todas las riquezas de tu benevolencia y misericordia. Que esta fe nos permita llevar la obra de tu gracia, siguiendo tus palabras: «El que crea en mí, hará él también las obras que yo hago». Gracias, Señor, por confiarnos las obras que hemos de realizar, comenzando por amar de corazón y sirviendo con generosidad. Amén. 

Un muy feliz y descansado fin de semana. 

Meditación del papa Francisco

Y cuando uno de los discípulos de Jesús le preguntó: “Señor, muéstranos al Padre y nos basta”, el Maestro respondió: “Quien me ha visto a mí, ha visto al Padre”. La invitación del Señor a encontrarse con Él se dirige a cada uno de ustedes, en cualquier lugar o situación en que se encuentre. Basta «tomar la decisión de dejarse encontrar por Él, de intentarlo cada día sin descanso. No hay razón para que alguien piense que esta invitación no es para él. Todos somos pecadores, necesitados de ser purificados por el Señor. Pero basta dar un pequeño paso hacia Jesús para descubrir que Él nos espera siempre con los brazos abiertos, sobre todo en el Sacramento de la Reconciliación, ocasión privilegiada para encontrar la misericordia divina que purifica y recrea nuestros corazones.

Sí, queridos jóvenes, el Señor quiere encontrarse con nosotros, quiere dejarnos "ver" su rostro. Me preguntarán: "Pero ¿cómo?". También Santa Teresa de Ávila, desde pequeña decía a sus padres: “Quiero ver a Dios”. Después descubrió el camino de la oración, que describió como “tratar de amistad, estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos nos ama”. Por eso, les pregunto: ¿rezan? ¿Saben que pueden hablar con Jesús, con el Padre, con el Espíritu Santo, como se habla con un amigo? Y no un amigo cualquiera, sino el mejor amigo, el amigo de más confianza. Prueben a hacerlo, con sencillez. Descubrirán lo que un campesino de Ars decía a su santo Cura: Cuando estoy rezando ante el Sagrario, “yo le miro y Él me mira”. (S.S. Francisco, Mensaje para la Jornada Mundial de la Juventud 2015).

Autor:
José Hernando Gómez Ojeda, pbro.